viernes, 26 de junio de 2009
Un buen castigo
*
Lo he intentado muchas veces pero nunca me ha salido
Puede que me falte voluntad o que me sobre vicio
Y mirando en mi cabeza no encontré ningún motivo
La verdad es que me interesa sólo porque está prohibido
El mejor de los pecados... el haberte conocido
Tú no eres sin mí... yo solo soy contigo
Y cuidar de las estrellas puede ser un buen castigo
A través de mis orejas discutiendo a pleno grito
El demonio a mi derecha y a la izquierda un angelito
Demasiado acelerado, nunca encuentro mi destino
Yo no sé si mis zapatos durarán todo el camino
Nunca pido nada a cambio, eso es algo que he aprendido
Yo siempre te he dao’ los besos que tú nunca me has pedido
Y cuidar de las estrellas puede ser un buen castigo
Qué te metes Don Quijote "pa" flipar con los molinos
Los ojos como el coyote cuando ve al correcaminos
Y cuidar de las estrellas puede ser un buen castigo
*
domingo, 14 de junio de 2009
viernes, 12 de junio de 2009
Prohibido caer y no levantarse, prohibido llorar sin aprender.
A partir de hoy solo juego a ganar, no pienso volver a perder.
Y si vuelvo a perder, aunque me quede sin nada, seguiré luchando.
Aunque mi lucecita se apagase...aunque lleve el alma arrastrando y el cuerpo de ella tirando...
Aunque haya de sacrificar todo lo que tengo, aunque deba jugarme todas mis fichas a un solo número, a un solo color... aunque las pierda y deba vender mi alma al diablo (que poco me dará por ella...) aún así, voy a seguir aquí. Vida, si querías comerme, acabas de toparte con hueso.
jueves, 11 de junio de 2009
¿Cómo puede ser que aquello que te lo ha dado todo, de repente un día, te deje sin nada? Te quite las ganas de vivir, la ilusión...la energía...los sueños...y te absorba la forma de ser…transformándote en un alma en pena...dejándote un color ceniciento en la piel...borrando el brillo de tus ojos…mellando tu sonrisa...apagando tu luz…
martes, 9 de junio de 2009
Ya sé a qué juegas y no quiero seguir jugando
Cometí un gran error, no debí seguirte el juego.
Soñé con hadas y duendes, soñé con sueños, soñé con la ilusión... pero se quedó en eso. En soñar sin alcanzar, en ansiedad desquiciante, en llanto incesante...
Y se convirtió en engaño.
Siempre lo dije, "tres, son multitud".
Y el león, harto de latigazos, de hambruna, de ferias y de rejas, se zampó al domador ante la atónita mirada del público. Los trapecistas, que observaban expectantes desde lo alto de la carpa, rompieron en gritos y aplausos.
FIN DE LA FUNCIÓN
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